El gas radón
El gas radón es un gas radiactivo. Puede acumularse en los edificios y viviendas y suponer a largo plazo un importante riesgo para la salud. La principal medida para evitarlo es mejorar la ventilación del forjado y de la vivienda, además de mantener secos los sótanos o garajes y sellar los desagües.
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El gas radón, el enemigo invisible para la salud

02 Mar El gas radón, el enemigo invisible para la salud

No todas las sustancias naturales son saludables, el gas radón es un gas radiactivo que se produce de forma natural en el subsuelo, a un metro de profundidad aproximadamente para después emanar a la superficie. Las zonas más propicias para producirlo son las graníticas por su mayor contenido de torio y uranio, el cual es el que producirá el radón a partir de su desintegración radiactiva natural. Este gas radiactivo puede acumularse en los edificios y viviendas y puede suponer a largo plazo un importante riesgo para la salud.

El gas radón es liberado por muchos materiales de construcción, pero la mayor fuente de emisión de gas radón es la emitida por el propio terreno, según la ubicación del mismo emitirán más o menos gas radón. En los suelos porosos la cantidad de gas radón emanada es superior debido a una menor permeabilidad.

Los materiales de construcción son la segunda fuente de emisión de gas radón. Algunos materiales que contienen subproductos de yeso y hormigón con alumbre bituminoso presentan concentraciones elevadas del mismo. Los ladrillos y hormigón cuando los materiales básicos proceden de zonas con altas concentraciones de radiación natural también pueden contener una concentración elevada de este gas.

La presión atmosférica, humedad y temperatura también son factores que influyen en los niveles de gas radón en el aire. Se acumula normalmente en plantas bajas y sótanos de edificios con ventilación insuficiente en los que el propio terreno emana dicho gas y suele introducirse en las viviendas a través de las grietas de asentamiento, por juntas de tuberías y desagües y por las uniones de paredes y suelo.

El gas radón es inodoro, insípido e invisible, es muy soluble en el agua y sus efectos sólo se ven a largo plazo. Este gas es el responsable de hasta el 50% de la radiación que recibimos por fuentes naturales, al desintegrarse produce polonio, que a su vez, al desintegrarse produce plomo, el cual tarda en desintegrarse 27 minutos y acaba transformándose en bismuto.

En España, Galicia, Extremadura, Toledo, Madrid, partes de Castilla y León y Andalucía y determinadas zonas de Aragón y Cataluña son las zonas de riesgo más elevado, todas se encuentran en suelos graníticos. Aunque la vivienda no se encuentre entre las zonas nombradas anteriormente, es aconsejable realizar las correspondientes mediciones, cada vez son más las personas que se preocupan porque se hagan mediciones de este gas en sus viviendas o en sus oficinas.

Lo más recomendable es hacer un análisis de la concentración de este gas en viviendas y edificios, las mediciones las podremos realizar nosotros mismos por medio de unos aparatos diseñados para tal fin y que son muy sencillos de utilizar, aunque siempre es aconsejable que se realice por personal cualificado que tendrá en cuenta todos los factores condicionantes como realizar las mediciones durante los meses más fríos en los que la ventilación de la vivienda es menor, o realizar las mediciones a largo plazo, desde unos meses hasta todo un año, para obtener así unos resultados mucho más fiables.

 

Scientist dosimetrist (radiation supervisor) in protective clothing and gas mask with geiger counter checks the level of radioactive radiation in the danger zone

¿Qué medidas podemos adoptar para evitar en todo lo posible la exposición al gas radón? La principal medida es mejorar la ventilación del forjado y de la vivienda, además de mantener secos los sótanos o garajes y sellar los desagües.

Tras diversos análisis científicos y estudios de laboratorio, la UE baraja tomar medidas en España a partir de 2018 para subsanar el problema, que obligaran al gobierno a realizar mediciones en lugares de trabajo localizados en áreas de riesgo y mitigar la concentración de radón en los recintos en los que se registre un mínimo de 300 becquerelios por metro cúbico, aunque los expertos consideran que el gas radón es peligroso cuando se encuentra a niveles mucho más bajos de unos 100 becquerelios.

Lo ideal es que el edificio sea diseñado por un arquitecto profesional que mediante sus conocimientos lo planifique directamente para resolver el problema del gas radón, y no tengamos que molestarnos en un futuro de ventilar ni de aplicar ninguna otra medida. Un buen profesional se preocupará por construir edificios con forjado sanitario, o lo que es lo mismo, con una cámara de aire ventilada que los separe del terreno, crear un circuito de ventilación natural bajo la solera de la planta baja o sótano o, por ejemplo, sellar las grietas de alrededor de las conducciones, paredes y suelos.

El gas radón es peligroso, pero también es evitable, sólo tenemos que procurar que no se acumule en nuestras viviendas y edificios, no son necesarias grandes medidas ni presupuestos desorbitados, sólo información, concienciación y los servicios un buen profesional.

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